Mantenernos activos físicamente es un SPA para nuestro cerebro, nos ayuda a mantenernos sanos, estables emocionalmente y a desarrollar nuestro potencial cognitivo.
Durante este mes de enero, solemos hacernos propósitos para llevar a cabo durante los siguientes 365 días. Uno de los más comunes es “Hacer ejercicio de manera regular” expresado en diferentes expresiones: “En enero me apunto al gimnasio”, “En enero saco la bici”, “En enero comienzo a correr”, “En enero me cuido”… y si realmente lo conseguimos puede que sea una de las mejores decisiones que hayamos tomado para nosotros mismos. Os explico porque es tan beneficioso para todas las personas mantenerse activos.
El cerebro es la estructura humana más compleja que se conoce. Ya, desde los años 60 se demostró que el cerebro adulto tiene la capacidad de cambiar por influencias del entorno externo de una manera anatómicamente demostrable. La actividad física diaria es una de estas actividades del entorno externo con capacidad de modificar y mejorar nuestras capacidades cerebrales influyendo de manera directa sobre cómo nos sentimos.
Los beneficios de mantenernos activos aparecen a corto, medio y largo plazo. Se mejora la atención, capacidad de concentración, enfoque, toma de decisiones, la memoria y nuestro rendimiento en general. Además nos llenamos de energía y nuestro humor y estado de ánimo mejora y se vuelve más optimista.
El motivo por el que el ejercicio físico nos mejora es debido a que a nivel fisiológico se estimula la producción de los neurotransmisores responsables de la felicidad y la sensación de bienestar; así como la serotonina, la dopamina, la noradrenalina y las endorfinas. Tomando prestadas las palabras de Wendy Suzuki (Profesora de neurociencia y psicología en Nueva York) “Cuando hacemos ejercicio, nuestro cerebro está en un SPA”
¿Cuáles son los beneficios más llamativos del ejercicio en el funcionamiento de nuestro cerebro?
- Efectos inmediatos: El estado de ánimo mejora durante la realización y justo después del ejercicio físico ya que aumenta la concentración de neurotransmisores responsables de nuestro buen humor. Tras 50 minutos aproximadamente de actividad física se observan cambios en la corteza prefrontal mejorando nuestra atención y capacidad de concentración. Así que… ¡si necesitas estar concentrado, tienes una reunión importante o necesitas estar de buen humor… actívate unos minutos antes, salta, corre o baila con tu canción favorita!
- Cambios a medio largo plazo: Al mejorar nuestra capacidad cardio- respiratoria a través del ejercicio equilibrado y practicado regularmente se regenera el tejido celular cerebral, se obtienen células más jóvenes, plásticas y estimulables. Se refuerzan así algunas zonas muy importantes como es el Hipocampo que es la estructura responsable de la memoria a largo plazo y, de esta manera, estamos amortiguando los efectos del paso del tiempo y la vejez llegando a retrasar la aparición de enfermedades neurológicas degenerativas y mejorando nuestro rendimiento cognitivo.
- Gestión del estrés: Con el ejercicio físico el cerebro se siente como un SPA, se llena de neurotransmisores que tienen la posibilidad de cambiar el humor y protege al cerebro de los efectos devastadores del Cortisol (Hormona del estrés) Muchos son los estudios que demuestran que el estrés puede llegar a producir daño en algunas zonas del cerebro, como la corteza prefrontal, responsable de la atención, toma de decisiones y funciones ejecutivas. Además, la “química” del estrés viaja por todo nuestro organismo (Sistema cardiovascular, digestivo, respiratorio, sistema inmunológico…) Con la práctica del ejercicio físico regular nutrimos a nuestro cerebro y cuerpo en general de las sustancias necesarias (Dopamina, serotonina y endorfinas) para sentirnos bien y así, regular los niveles de cortisol y deshacernos de sus efectos nocivos, mejorar nuestras capacidades cognitivas, mejorar nuestro estado de ánimo y fortalecer la salud integral de todos los sistema vitales de nuestro cuerpo.
- Mejora del sistema vascular: Al realizar actividad física de una manera regular, favorecemos la creación de nuevos vasos sanguíneos. Como consecuencia, los órganos más importantes de nuestro organismo están mejor regados por la sangre, teniendo más disponibilidad de nutrientes y oxígeno. El cerebro humano es un gran consumidor de oxígeno, lo necesita para realizar todas sus funciones. Si conseguimos, a través de la actividad física vascularizar mejor nuestro cerebro y tenerlo nutrido y oxigenado estaremos favoreciendo su mejor funcionamiento y defendiéndolo de los efectos nocivos del estrés, mejoraremos nuestra memoria, rendimiento cognitivo, focalización de la atención y toma de decisiones.
Si para los adultos el mantenerse activo es la mejor “medicina” que nos podemos proporcionar ya que obtenemos ansiolíticos y antidepresivos de manera natural y sin efectos secundarios. (Salvo las dichosas agujetas si empezamos a activarnos por primera vez…); Para los niños es aun más necesario, es el camino más saludable, divertido, eficaz y recomendable para crecer y desarrollarse sanos y fuertes; permitiendo al cerebro desarrollar todo su potencial.
Al igual que son importantes mates, lengua, sociales, naturales y los idiomas, también lo es el favorecer que nuestros menores mantengan una actividad física regular para mantener su salud mental, emocional y física. Es importante generar buenos hábitos de estudio y buenos hábitos de autocuidado desde las edades temprana. ¡Os animo a poneros en marcha este mismo enero!